lunes, 21 de marzo de 2011

Matriz de almas.


Allí donde nace tu alma y la mía,
libre de toda melancolía que me destroze,
allí no hay más que perfección en demasía,
amor, abrazos, pasión, cariño, roce.

Creación de espíritus arcanos,
nacimiento de toda naturaleza,
el inicio de todos nuestros hermanos,
en esa dimensión solo existe la belleza.

Vórtice de distorsión del vasto espacio,
unión emergente del comienzo de toda vida,
movimiento universal lento y despacio,
chispa vital, explosión y estampida.

Matriz donde el interior empieza,
el principio de toda creatividad,
tu mente y tu corazón, pieza a pieza,
ya que ahí nace toda la verdad.

Destrucción allí es lo mismo que crear,
pues representa la más grande benevolencia,
deidades que comienzan a pensar,
en cómo equilibrar cordura y demencia.


Gracias. Carlos García Claros.

martes, 1 de marzo de 2011

La perfección humana.


Partimos de la base de la perfección como recodo total del pensamiento imperfecto de la mente humana, pues todo lo que nos compone es constantemente una razón de la existencia de cada una de nuestras células y de nosotros mismos. Todo pensamiento nace de un proceso neuronal, de una relación, de un estímulo exterior e interior. Nuestro cerebro crea desde la más mísera escasez, desde casi la nada, nuestro complejo sistema celular nos hace ser físicamente una perfecta máquina como la de los animales. Cada célula es un triunfo de la más enreversada selección natural, en el interior de nuestro ser, de manera física se halla un pequeño universo, un cosmos de partículas que se combinan haciendo de nosotros una máquina biológica de asombrosa perfección. Todo ello en el ámbito palpable de todo ser humano, en sus rasgos, similitudes y diferencias con el siguiente, una evolución constante que se dirige hacia un amanecer universal cuyo cielo estará repleto de estrellas como nuestro corazón de agradable sentimientos. El órgano bombea sangre de pies a cabeza, encabeza la carrera vital por un respirar pulmonar constante, a cada segundo inspira el aire que le da cada instante. Corriendo por el camino de las experiencias nobles, de los atardeceres incautos, ahí está el hombre, embelleciendo su imagen, la codicia a despertado en él una aparente imperfección, pero todo lo que hace tiene su causa y efecto, un progreso sucesivo siempre perfecto. Un pensamiento inamovible se ha acostumbrado a vivir en la psique de nuestro raciocinio finito, la imperfección, esa humilde desquiciada que atormenta a miles de millones de humanos que aún no saben que viven en la más absoluta excelencia. Toda cosa, situación o circunstancia es un ejemplo de la perfección de toda naturaleza, la naturaleza busca su exaltación y la encuentra con una imaginación exuberante que alcanza la más ubérrima genialidad. Nuestra forma de pensar engaña al pensamiento perfecto que en nuestra mente descansa, esperando a ser descubierto, pues nuestra consciencia está dormida si aún éste pensamiento dormita, ya que normalmente, las creencias nos advierten de algo verdadero y nos hacen tomar el camino equivocado. Nosotros, los seres humanos, seres libres, perfectos e independientes, creadores de nuestros propios vicios y nuestras propias virtudes llegaremos a la cima total de nuestra consciencia evolutiva, el día en el que el cambio común llegara en nuestra mente no habrá pensamiento que a la imperfección nos ate. Somos perfectos, pero no conscientes de ello, somos maestros pero no sabemos nada si nos sentimos como discípulos, incluso la bestia más iracunda, inmunda y agresiva de todas es domable si ésta se cree un esclavo. Todo lo que conseguimos, lo que creamos es totalmente nuestro y del universo, cualquier cosa que veas se recrea con su propia belleza, se deleita de si misma aunque sea inerte o inanimada. Los constantes cambios estáticos que la vida tiene moran en su propia pureza, aquí todo mora y vive en si mismo y eso es lo que marca la belleza de todas las cosas, la exactitud y el mismo lugar en el que el alma habita, en su mismo ser, en su misma propia existencia. Por vida tenemos normalmente algo falso que no vibra como debería de vibrar, algo muerto, una contradicción común que es la semilla de nuestra frustración, pero todo por la base de su perfección no tiene problema, todo es sencillo y se puede hacer de la forma algo informe, iluminando lo que está oscuro, deleitándonos con cualquier cosa, pues si no hubiera cosa, no habría belleza alguna, la belleza está en la totalidad del universo y nosotros nos encontramos en el interior de ella como vestigios de polvo estelar milenario y de perfecto efecto de su propia causa. Somos la perfección de nosotros mismos, somos dioses con amnesia.

Gracias. Carlos García Claros.