miércoles, 24 de junio de 2009

La hipocresía.

Cruel y vilmente una amiga mía me pidió que escribiera sobre la hipocresía, en ese momento pensé que carecía de originalidad la idea de escribir sobre tal maligno "sentimiento"; pero me sobra saber que si una amiga mía me lo pide lo hago tan gratamente. Cuando empezé a pensar en qué escribir sobre la hipocresía un aliento subido con bílis fue a parar a mi cabeza, quemé tales pensamientos con el calor de la habitación en la que me encontraba.
La hipocresía, que decir, si ya sabemos lo que es, hasta esta querida amiga mía me ha dicho que soy un practicante de este "sentimiento"; nunca he sentido desde mis adentros tal palabra, este "sentimiento" que te aporta mil máscaras distintas, mil falsedades por cada palabra pronunciada por la boca de cada uno. Es algo exterior, es el aliento del "perro" mugriente que anda por tu calle y que aprovecha cualquier miga de pan que le des para arrancarte el brazo.
Me quedo sin aliento, y pienso ¿me están poniendo a prueba? ¿qué hacen con mi cabeza estos demonios asesinos y antropófagos de sentimientos? Parece ser que ¿mi conciencia es hipocrita? ¿por qué me engaña?, la moneda jamás me cayó de canto, siempre tiene que aparecer o la cara desafiante del "Manco de Lepanto" o el mapa de Europa, si llego a saber que tal palabra como hipocrita se me iba a clavar con tan ignota fiabilidad en la mente no hubiera empezado a escribir este texto.
Lo escribo con altos en el camino, muchas comas y signos de puntuación hay ahora en este texto, tiene demasiado contenido, es tan pesado que ni Hipocrates de Cos con sus medicinas podría llevar a cabo el proyecto de destruir a la hipocresía.

Te lo dediiiiiico aunque me llames hipocrita todas las veces k kieras no te creeré :P
Por si acaso me señalo como tal humano practicante de la religión de la hipocresía.

Gracias. Carlos García Claros.

domingo, 21 de junio de 2009

Mi definición de Amor.

Algunos dicen que no es correcta, otros que la implatarían en su modo de vida, yo solo sé que en el momento en que la hice pude ver la verdad de la existencia, hoy quizás defina amor pero quizás jamás defina Verdad:

El Amor es una gestación de gemelos metafísicos que al nacer van en busca de un corazón respectivamente para unirlos como uno solo con los yunques de la fraternidad divina.

"Los gemelos metafísicos" al nacer van en busca de un corazón cada uno, por separado, es decir, tu eres uno de los gemelos y la persona a la que amas es el otro, luego tienen que "unirlos como uno solo"; (eso significa en estos tiempos, Amor correspondido) que se dice muy rápido pero es muy díficil unir tales puzles de dimensiones tan enormes en un solo cuadro llamado Amor; antes de unirlos hay que asegurarse de que esa confluencia se producirá "con los yunques de la fraternidad divina"; que eso quizás sea lo más complicado de todo; el amor sin reglas, estar tan unido que ni siquiera la distancia, el espacio ni el tiempo separe todo eso que congratula mutuamente a esos dos corazones.

Yo fuí el primero en decir que no se podía definir, pero el contradecir mis propias habladurías me ayuda a decidir que hacer con el rumbo de mi propia existencia. Y lo marco en este Blog como sentencia.

Gracias. Carlos García Claros. Que le voy a hacer, sigo siendo el de siempre.

miércoles, 17 de junio de 2009

El tren de la Vida.

La estación estaba repleta de gente de todas las nacionalidades, allí convergían miles de almas de personas, el conductor por megafonía decía continuamente
-Viajeros al tren, el tren está apunto de partir. Los fuegos fatuos corrian por toda la estación hacia un solo sino, el tren que partía a la estación del Nacimiento. La locomotora aderezaba las máquinas con un poco de estupor de electricidad vital; el tren arrancaba y salía de la estación, muchos de los viajeros se quedaron en tierra; no les dió tiempo a entrar al tren. Las almas hablaban entre ellas preguntandose cúal era su fin, una de las personas fué a preguntarle al conductor. Al llegar a la cabina se dió cuenta de que no había conductor, los railes de la vías se formaban al paso del tren, y justo en ese momento todo se nubló, el tren quedó inmerso en tinieblas; entre toda esa oscuridad la luz de los fuegos fatuos resplandecía en todos los vagones y se escuchó la voz por megafonía del conductor que indicó que era el final del trayecto y que los viajeros debian bajar.
Al rato, todos los pasajeros estaban ya en la estación del Nacimiento y en poco tiempo todo se desmontó, la realidad se desdobló en planos tridimensionales y todo acabó, los fuegos fatuos se convirtieron en pequeñas criaturas de piel y huesos, y todos fueron considerados bebés. Antes de que todos fueran convertidos en bebés sintieron que debian coger otro tren, el tren de la Vida, hasta la última estación llamada Expiración. En este caso solo el billete era de ida y la tarifa era solo la propia vivencia de la vida.

Y por ello estoy aquí, menos mal que cogí este fabuloso y privilegiado Tren.

Gracias. Carlos García Claros.

sábado, 13 de junio de 2009

La estantería del Sol.

El Sol estaba descansando en su trono, dentro de su aposento; cuando se dió cuenta que su preciosa estantería de la marca Luna estaba totalmente desordenada, empezó a ordenarla, poniendo todos y cada uno de sus cráteres, sus impactos de meteorito, sus libros, sus musas, sus erratas, sus vicios, sus vicisitudes, sus virtudes y sus existencias banales en orden.

Al rato se dió cuenta que habian pasado millones de años y el Sol se dijo -Dios, que calor, estoy cansado de tanto ordenar, y además si está todo más desordenado desde cuando empezé a ordenar- Y desde entonces el Sol se esconde de la Luna.
Ese es el verdadero significado de lo opuesto, el Sol y la Luna, el Ying y el Yang, el Alpha y el Omega, Dios y el Demonio, el Todo y el Nada, Tú y Yo.
Pero ¿de qué nos sirve separarlo todo en más cosas de las que ya son? Unamos esta división en una multiplicación, y esta enumeración en un Uno.

Y Todo será Uno es el misterio de la neutralidad pura, el sentido de mi vida (al menos).


Gracias por leer el textito que es largito XD. Adios

jueves, 4 de junio de 2009

Ese anciano.

La sequedad y el vestigio de los años estaban plasmados en el rostro de aquel anciano, sus ojos eran ocultados tras unas gafas de cristal y algunas arrugas, tenía unos zapatos marrones a su justa medida; desde la lejanía ya se podía vislumbrar la sabiduría de aquel anciano. Anduvía hora tras hora en busca de conocimiento, calle tras calle, se paraba a observar cualesquiera de los ambulantes de aquellas vías baradas en la arena de la playa de la soledad. El anciano dispuesto y preparado iba a batirse en duelo con la escarcha de la güadaña; el decrépito y tambaleante anciano sentía la respiración de la muerte tras sus pasos.
Una voz le dijo:- ¿Qué pretendes con tus actos? No serviran de nada, todos y cada uno de mis oponentes acaban en la cama de su desdicha...
- A lo que el anciano respondió- No te tengo ningún miedo, tus palabras se caen al suelo y acaban convertidas en cenizas, me he encontrado contigo ya varías veces y ninguna de todas ellas me has sorprendido lo más minimo.
- Ni siquiera sabes a que te enfrentas y te predispones a juzgarme anciano rastrero...- dijo la voz entre choques de huesos y rechines de dientes putrefactos.
- No, ni te juzgo ni me enfrento a tu inquietud, pero no te preocupes tengo más conocimiento que tú, mercenario de la agonía.
- De veras lo crees, ¿Qué te hace pensar tal especulación?...
- Tus palabras no son gratas para los oidos de mi ser así que ya te puedes marchar -Respondió el anciano con tono elocuente.
- Como desees huésped de la ancianidad, pero la proxima vez no llamaré a la puerta de tu rencor, solo te daré con tal certeza que tu conocimiento y sabiduría serán drenados por la máquina de mis pensamientos.

El anciano al cual le pesaba su labia.