viernes, 18 de diciembre de 2009

La ruleta de la incertidumbre.


A veces apostar por una vida buena es apostar la propia propia vida, esa es la razón por la cual en ocasiones vale la pena no apostar la vida en la ruleta de la incertidumbre para ganar la misma nada. Tienes que darte cuenta de que aunque la seguridad te acompañe en tu tirada en la ruleta de la inquietud no debes dejarte llevar por tu propia seguridad, te convertirías en confianza para perder la concentración en el resultado de tu tirada con pizcas de ceguera. Traga saliva para ganar esa apuesta tan increiblemente minuciosa que has hecho hace tan solo unos segundos, no lo lograrás así. El amor está rigiendo la mesa con sus normas alarmantes, mantente a la espera de que tu adyacente empieze a girar la ruleta de tu desesperanza; la esperanza es lo único que no perderás, a no ser que todo lo que había sido apostado por tí con anterioridad caiga en el número incorrecto, el número que dará paso a tu locura. No podrás tomar ese desayuno que todas las mañanas sienta tan bien a tu paladar, ni podrás decir un "te quiero" más a tus creadores. Cuando gana la banca las cosas son de este modo, pierdes el nombre, ahora solo eres un simple apodo, te sirves ordinariamente de una ingeniosa comparación; solo eso es lo que llegas a ser si todo lo apuestas a un ignoto número que pasea con aires de altivez por tu mente. Nunca ganarás de manera honesta si entre tus pensamientos vaga errante un desequilibrio que balancea tus inquietudes en el balancín de tu desdicha, tu victoria caerá como si de un castillo de naipes se tratara sobre el suelo del salón de la verdad. Todo lo que has pensado, sentido, dicho, hecho, escrito o hablado solo quedará en archivos perdidos entre la maleza de los impresos de los entes ya caídos en la condena de la impureza de haber encontrado un supuesto mejor mañana. Los intentos serán inocuos para tu ser pero los fallos serán letales para la existencia ahora banal de tu espíritu.

Gracias. Carlos García Claros.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Escritura dorada.



Escribir en oro no es malo, solo es un poco caro; claro en la escritura, ningún fallo en las costuras de este remiendo que crea la infraestructura de un tesoro. El oro te puede hacer soñar, volar a la ambición, esto va directo a tu corazón. Escapa de la traición que a veces provoca la sin razón, habla y permanece con el sentimiento universal, el Amor. El oro a conllevado, ira, furia y guerra, provocó fiebres en los siglos pasados, supervivencia y ordenes de registro terráqueas. Pero cuando se trata de escribir con él, se convierte en un utensilio, en pertrechos contra la ausencia de luz, contra la abversidad más oscura. La escritura, si es escrita en oro hace falta limpiarla temporalmente, para que las películas de polvo no se acumulen y la escritura de la cual hablamos no caiga en el olvido de la memoria. El oro y los ojos de la verdad tienen el mismo aspecto, el mismo brillo que se te clava en la retina por siempre. Cada día estoy más seguro de ello, nuestra percepción de la verdad es cada día más incierta, más errónea, más inexacta y más desacertada; algunas personas te miran con altivez y pronuncian sentencias que a estas alturas no encajan con las piezas del puzle de nuestra propia existencia. A cada espera y cada paso te aguarda una banalidad, una vanidad más de la bolsa de las estupideces, donde proliferan las jactancias. El amor y la mirada dorada de la verdad siempre de algún modo acaban juntos brindando copas etéreas de champán sideral. Siempre se esconden sentimientos desechables en el interior de la búrbujas efímeras dentro de las copas dimensionales. Hay personas que leen mis textos y luego preguntan y desmienten lo que mi sabiduría tutela; cuando lo que mi sabiduría mantiene en eterna vigilia a veces no es más que lo que me muestran éstas mismas. Me dijeron que mostrara más seriedad, que ordenara mi mente y dejara a un lado las "locuras", las alejé de mí, gran error. No mostraría seriedad ya que camuflaría y enmascaría la estupidez que esconde la muchedumbre; ni ordenaría mi mente ya que si apenas la uso, solo para cálculos y operaciones complejas, prefiero que las termitas del alma se alimenten de ella como si de merienda de verano se tratara; y respecto a las "locuras", intento volver a retomarlas y volver a releer esos archivos perdidos en el baúl de la memoria, con escrituras doradas.

Mi "Gmail" para lo que necesiteís:
cgccgccgccgc@gmail.com
Gracias. Carlos García Claros.