miércoles, 20 de octubre de 2010

Cuando el amor parece una tarta.


Estar enamorado, ser amante, ser amado, ser querido y engañado. Estar confuso y ofuscado, crear textos en lo apartado, eres muñeco y amuleto, rey y plebeyo. Ser mujeriego y halagado, no saber ni cómo ni por qué así has acabado, ser mentor y aconsejado. Amar en lo lejano, damas se presentan en lo cercano, la tentación está a la vista, a mano. Ser hermano en vez de novio, ser esposo en vez de amado, ser juez y ser juzgado, ser acusado y abogado. Dejar de lado, ser apreciado y codiciado, ser odiado y repudiado. Sentirse víctima y vitamina, hablar para conocer, conocer para amar, sopesar el tedio que ya no tienes como pesar. Confusión que se toma, como pastilla y adicción, no querer más que ésta y ver en el futuro compasión. Partir el amor en pedazos es cortar con una tijera los lazos, corazones rotos y abrazos trastornados. Tornados mentales, ideas y apariencias, si es guapa o es fea y el interior que más da, lo que sea. Estar con Palas Atenea y sentir estar con Caronte, no entender de mitología, querer comprender filosofía y no querer por habladurías. ¿A quién amarías? Si no es con la persona con la que más reirías, con quién tu estarías, con el que te de más teoría o con la que encuentres más religiosa y más pía. Una tarta incortable vas a cortar para comértela hasta hartar, hasta hacer tu corazón explotar. Probarás el fruto del árbol prohibido, reventarás al saborear lo excluido, pues no aceptas tus sentimientos como fluidos, sino como algo que te hace estar cohibido, absurdo verdad, es como si estuvieras perdido. No cortes al amor en partes, ni iguales ni desiguales, tómalo entero, como unicidad, así lo que sientes se hace realidad y verdad. Verás a la persona que amas como una deidad, la adorarás, de pies a cabeza, en su divino altar, le rezarás. El amor es así, es una unidad, es el jarrón que al caer se rompe y no queda igual, el amor es amar y ser amado, amarse, sentirse y permitirse querer, perder, odiar y fallar, es tanto un extremo como el otro, el principio del mundo y el fin, el latir y por supuesto el vivir.

Gracias. Carlos García Claros.

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