lunes, 11 de abril de 2011

Falsos reflejos.


Cosas que no pasan, que no son, pero que sin embargo, nuestros ojos aprecian al igual que nuestro sentidos y nuestra mente, esa verdad falsa que nos cautiva. Un buen amigo que ante nosotros y detrás de nosotros sigue siendo amigo, pero nuestra percepción nos engaña, mostrándonos en él una hipocresía inexistente. Espejismos de deseo, de amor, de pasión, la adolescencia perturbadora que fantasea con las alas de Cupido, imagina una vida futura, una relación que aún no existe ni siquiera. Pensar que alguien nos ama es frustrante, eso nos incita por reacción química y contacto biológico a amarla y a veces acabamos queriéndola, pero todo es una estratagema del traidor destino, no hay amor en corazón alguno, no hay nada, ni rosa ni ésta mustia, todo es una falsa sensación en un momento concreto, que nos dice que se ha de recordar que no todas las veces sucede lo mismo. Tener una etiqueta mental de alguien, incluso de una persona que aún no conoces, que solo la has visto por poco rato. Siempre hay rumores increíbles que dejarían muerta a cualquier prosa, entonces de tu consciencia una pregunta viene ¿Cómo puede haber en tu mente una idea de alguien que no conoces? Es cuando se activa la mente influenciable, la que se deja llevar por las palabras, esa absurda idea de desechar pensamientos y sentimientos verdaderamente importantes y futuros, todo ello es de neuróticos. No hay nada en el reflejo de lo falso, no hay nada más que roto en un espejo que se rompió, no hay nada en las ideas si no son de verdad o son el desarrollo de una grieta. Nunca funciona entender algo mal por interés, pues aunque en esos interesados casos se ahogue la verdad, aunque sea muerta y a modo de enfado, ésta sale a flote en la existencia y finalmente en nuestra propia consciencia, se aprecia la mentira pues la verdad en ese momento se halla muerta. Igual pasa cuando la mente se pasea por el campo de los celos y huele flores de estafadora sospecha, en realidad nada pasa, todo es un truco de un proceso cerebral que te amenaza. No te fijes mucho en cosas que profundamente no tienen sentido, porque es centrar la atención en nada, es mejor acostumbrar a tus ojos a ver la verdad, siempre en un estado de vivaz presencia.

Gracias. Carlos García Claros.

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