miércoles, 3 de junio de 2015

¿Cómo era tu rostro antes de que nacieran tus padres?



Partiendo desde el argumento de que nuestra mente es compleja, es decir, que no se reduce a un simple mecanismo de entrada o salida, sino que funciona en un proceso constante; debemos plantearnos hasta qué punto podemos parar esta desdicha. ¿No es malo tener una mente incansable e insaciable? Una mente multiestimulada no podrá tratar con mano de hierro a los deseos voraces que jamás podrán consumir nuestras ansias.

¿Cómo era tu rostro antes de que nacieran tus padres?

Cómo responder a tal pregunta; es difícil asir nuestro rostro cuando eramos niños y con ello, recordarlo. Entonces, es imposible hallar un rostro que no existe, que no se ha creado y que no es posible configurarlo ni si quiera en nuestra imaginación. Nuestra intuición se desborda con su esfuerzo y en el momento en que repensamos y reflexionamos sobre dar una respuesta a esta pregunta, todo se nos escapa.

El Koan no puede superarse a través de nuestra mente, nuestros pensamientos no pueden encarcelarlo, va más allá de toda loa. No se puede responder a una pregunta sin respuesta, porque en el salto en el que vamos a dar una respuesta posible ya hemos caído en la absurda especulación. Debemos de dar tantas respuestas posibles y válidas tratando de vaciar nuestra mente de los pensamientos especulativos respecto a ella.

La primera vez que el discípulo corrió hacia la habitación para darle una respuesta al maestro, abrió la puerta de su aposento con violencia. El maestro escuchó con detenimiento su respuesta, luego le mostró su bastón. 
La segunda vez sucedió lo mismo, aunque esa vez el maestro le dio en la cabeza con el bastón.
A la tercera vez el maestro ni si quiera espero a escuchar lo que su discípulo iba a decirle y lo esperó en la puerta, antes de que entrara; cuando el discípulo hizo amago de entrar...
¡ZAS!

Así el discípulo se dio cuenta de que no había respuesta, en ese golpe estaba la respuesta. En su cabeza dolorida brotó la gran idea, algo que superaba todas las formas de existencia, pudo ver su rostro original desde su mente original.

Ahora bien: 

¿Cómo era tu rostro antes de que nacieran tus padres?


Gracias. Carlos García. 

1 comentario: