Desde su cama, en vigilia, veía la ventana; no era muy consciente de lo que pensaba. Su mente pensaba por él. Sus párpados agotados clausuraban su mirada y poco a poco el sueño se apoderaba de él. El Sol entraba por la ventana, le daba en el rostro, pero su sueño no se demoraba. Su mente desmoronada inventaba cosas, cosas extraordinarias. La luz de la ventana entraba en su alma, era único, ese sentimiento, esa ataraxia inefable, no había quietud que la comparara.
Soñaba, y el sol entraba por la ventana. Le acogía, le cuidaba y sin ninguna perplejidad, se despertaba.
*Este texto creado por mí, participa del Proyecto Semanas #1 atribuido al blog http://piel-de-nieve.blogspot.com.es/
Gracias. Carlos García.