domingo, 23 de mayo de 2010
El verbo Ser.
El verbo Ser representa la existencia del ser humano y de todo el cosmos que mantiene sobre su espíritu. Es la esencia de cada ser vivo, de cada monumento, cada edificio, cada resquicio; lo conforma todo, nuestro hogar, nuestros creadores, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, locuras, trastornos y corduras distintas. Engloba la existencia de toda realidad, lo que fue, lo que es, lo que será y lo que no es, en el sentido de lo que podría haber sido. En el verbo Ser convergen nuestras creaciones y destrucciones, lo que pudo ser y no es, es decir, incluye muchas acepciones en relación a la cronología, tanto vivida como no vivida. Sin el verbo Ser no seríamos esencialmente nada, no podríamos existir y por tanto convivir con los demás seres de la existencia. Ser es experimentar, crear una situación determinada en un lugar concreto que señala un hecho delimitado por las arenas del tiempo, cada grano de arena marca un instante, un segundo, como milagro. Ser es vivir, es sentir, es vibrar, es cantar con el cosmos, es estar en comunión con la naturaleza, es una congregación de la sagrada sensación en el amanecer de tu corazón. Ser es latir, es sangrar, es cicatrizar, es curar, es deleitarse, es prevenir, es desatarse, es todo. Cualquier imagen, cualquier sentimiento, cualquier lluvia de ideas, cualquier cambio, si no es lo que su vida permite sigue siendo ser. Los seres inertes antes de ser inertes son seres, al igual que los seres vivos para vivir tienen que a priori ser. Ser un pellizco de la vida significa rozar lo divino, ser es existir y existir es vivir. La vitalidad que nutre a nuestro ser, es la misma vitalidad que nutrió a los seres de la antigüedad, es como la materia o la energía, el ser ni se crea ni se destruye, siempre somos lo que somos, hayamos muerto o no nacido, siempre nuestro ser quedará en la memoria, en el recuerdo de aquellos que nos recordaron, en un vórtice entre la vida y la muerte, entre la luz y la ausencia de luz, entre la vela encendida y la mundanal oscuridad y entre la sequía que nosotros creamos y el torrente de agua pura que nos deja el universo como herencia. Los cuerpos celestes del firmamento pueden inspirarnos para dar muchas teorías, pero nunca aprendemos de ellos, no aprendemos lo que es realmente importante, la práctica. El movimiento hace nuestra biografía, crea nuestros sucesos, incluso hace nuestras hazañas. Ser es demostrar lo que queda por mostrar, que sigue siendo mucho a pesar de lo ya mostrado. Adorar al púlpito que da paso al firmamento nos hace despertar la conciencia, fundirse con el firmamento es iluminarse, es no ser, si no eres, sigues siendo ser. Ser o no ser, si no eres, sigues siendo, ser es todo. El verbo es la acción, si no hay acción hay meditación, si hay meditación hay ser, si hay ser hay acción, si hay ser lo hay todo. Todo, es lo que vemos a cada momento en nuestra visión, es nuestra condición como ser humano, es un simple parpadeo, un guiño al universo. Observar la luz que rodea al espíritu es tan bello como acariciar una flor, olerla, ser flor. No habría melancolía si no fuéramos lo que éramos, seriamos lo que somos. Expresar nuestra creación es un síntoma de lo que nos hace afirmar que verdaderamente existimos y nos formamos como ser. El ser forma al sujeto inclusive, cuando enfermamos creemos que el ser está en declive, pero somos tanto en la vida como en la muerte, uno. Ser uno, es ser infinito, porque lo inagotable, es la viveza que uno siente al vivir lo que se le aproxima, sabiendo que es la propia vida. Plantar un árbol, es plantar vida, es plantar un ser, es plantarse, es arraigarse con la tierra, es ser árbol; si eres árbol creces hacia el cielo y hacia la tierra, eres la pura neutralidad, lo que marca el equilibrio, el famoso Ying-Yang. El ser hace que el amanecer y el atardecer sean lo mismo, uno da paso a la luz y otro a la oscuridad pero siguen siendo un simple paso más del día, como esquema simplificado de la vida. Las galaxias son millares y millares de estrellas y planetas, no serian millares y millares de planetas y estrellas, si no fueran existencialmente lo que son; el ser es el lema de las estrellas y lo que gira alrededor de ellas son los demás seres, los planetas. Un león caza a su presa, se alimenta de ella, pero el león sigue siendo león cuando come y desgarra que cuando descansa, cuando corre y cuando ruge. Un trueno dura un simple segundo, pero en su inicio, desarrollo y desaparición sigue siendo trueno. El ser es el inicio y el fin y todo lo que eso conlleva, no habría un fin sin inicio y no habría inicio sin desarrollo. También este texto es desde su principio hasta su final, aunque no sea el mismo en su comenzar se convierte en uno a su terminar. La creación no sería creación si no hubiera empezado siendo creación, es algo tan lógico como matemáticamente perfecto. Lo metafísico es en idea, pensamiento y sentimiento. La inspiración desde que aparece hasta que se extingue es inspiración porque la musa siempre existe, pero pocas veces hablamos con ella. Nuestro diálogo, cuando conversamos, es discurso en el segundo en el que se pronuncia como tal. Una planta es planta desde que su semilla estalla para ser un ser vivo más de toda la tierra que la nutre. El amor es, la verdad es, no hace falta decir más cosas de las que ya son. No habría significado de las cosas si no fueran por sí mismas, cosas. Las losas de tu piso o casa pueden estar mal colocadas si el ser que las creó no las hizo respectivamente iguales entre tus enseres y sus propias losas. La música, en todas sus notas acaba siendo un deleite para los oídos de sus fieles seguidores, al igual que las palabras de un ídolo que predica lo ideal. La flor de loto no sería flor si no creciera del barro que la creó, a veces, la realidad juega malas y buenas pasadas, y eso puede sentar como una corriente de agua fría sobre tu espalda, pero si tu templanza está verdaderamente equilibrada, todo te sentará como la más grata de todas las caricias. El leve tacto de las hojas sobre tus pies demuestra la gratitud de los seres vivos que te rodean siéndote de utilidad para alcanzar el interior de tu propio ser. Mirar hacia sí, es como contemplar el viento, que a pesar de no verse, se siente en tu ser, como lo más preciado de la naturaleza; pero un viento huracanado puede hacer destrucciones y acabaría matando a personas inocentes sin sentido alguno, por eso debemos de ser siempre uno con lo que nos rodea. El silbido de los pájaros nos hace crear sobre nuestras cabezas una cúpula de bienestar que no queremos dejar por mucho que ello ha de conllevar, pero no encontraríamos esa cúpula gualda de sentimientos, si no estuviéramos nosotros allí para admirar tal enfoque que nos muestra nuestro propio vigor. Vemos solo el borde de lo que es la gran esfera en nuestro horizonte, pero eso no es nada con lo que queda por ver; se pueden ver horizontes tan distantes y nuevos a los que ya conocemos. Si crees que eres alguien, nunca serás quien crees que eres. Todo es.
( Dejo mi "@gmail.com" para lo que queráis; cgccgccgccgc@gmail.com )
Gracias. Carlos García Claros.
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