martes, 30 de noviembre de 2010

Engranajes.


Un amigo del alma o mejor dicho, hermano del alma de toda la vida, me ofreció unos de sus textos para que lo mostrara en este mi blog. Así lo haré pues no puedo desperdiciar tal ofrecimiento al venir dada de una persona de este talante, que ha ido demostrando desde que lo conocí con menos de un lustro de edad, así que gracias Juan Carlos. A continuación aquí subo su texto:

Caos de relojería.
Gruesas varillas roscadas oxidadas, con tuercas y engranajes sucios impregandos de una grasa roja y rodeados de perfectos resortes que acaban por fallar conforman mi cuerpo. Me advierten de peligros externos, o de lo que detectan como tales, girando sus varillas, combando sus resortes, comprimiendo sus muelles metálicos y tensando los hilos que activan infinidad de mecanismos complejos y simples, simples y complejos, para mediante estas operaciones, segregar sustancias, engrasar engranajes, atormentar resortes, y activar impulsivos movimientos, a los que solemos llamar pánico.

También ahora subiré un texto mío, que increiblemente se llama "Engranajes", una gran similitud tiene con el texto de mi querido amigo.

Engranajes.
Todo encaja como un perfecto puzle, dos engranajes perpetuos que giran infinitamente en una armonía espiritual que los mantiene unidos. El universo en cada segundo es distinto, pero en esa diferencia encuentra esa paz cósmica. Con exactitud cada actitud humana se perfecciona y reflexiona con el paso reflexivo del tiempo. Todo es un caos en perfecto orden descontrolado, mientras medio mundo parpadea, la otra mitad sigue viendo la realidad y justifica su visión mientras continua viviendo. El mecanismo universal se mueve, gira, rota y vibra como su propia energía hasta incluso más allá de la saciedad. La sociedad es minúscula si se compara con el infinito, la consciencia galáctica explora en todo el caos y encuentra ese orden sagrado que lo une todo con todo. El óleo es toda la existencia, el pincel es nuestra energía, la pintura nuestra conciencia y todo ello confronta la obra de arte de la vida. La máquina que lo mueve todo es una ecuación matemática perfecta donde va incluido desde el átomo que se encuentra dentro de ti hasta el átomo más lejano a tu ser. Todos los seres están en el mismo conjunto, en el mismo sitio y lugar, distanciados pero unidos al mismo tiempo. La espiral genética se compara con la gran cadena de situaciones y virtudes que unen el tiempo y el espacio en la balanza que nos indica donde tenemos que estar y permanecer. El límite de lo que existe se adhiere al principio del mismo, el final está unido con el principio del mismo. Una misma rueda que crea y transforma energía a su antojo con su movimiento de divinidad. El espacio nunca acaba, siempre hay más por mucho que se haya recorrido. En el borde del universo solo se espera, porque luego otra luz aparecerá en lo eterno y con ella una realidad abstracta en diferencia con la nuestra, pero que a su vez es paralela y depende de la que vivimos.

Gracias. Carlos García Claros.

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