viernes, 2 de julio de 2010

Mi ángel.


Sustituiré a seres terrenales por intentar sentir tu amor, solo te he visto en sueños, quisiera abrazarte por más tiempo, sentir ese amor espiritual que me entregabas con solo fijar tu vista en mí. Quiero volver a escuchar tu tímidez y ver como te deleitas al posar tus dedos sobre las notas del pentagrama, en la mesa negra y blanca. Intenté dibujar tu rostro y tu figura entre las sábanas que cubrían tu cuerpo. Tu inquietante tez invita a renacer, blanca como las telas con las que cubres tus aspectos que envolverían en la locura a cualquier mortal. Me meciste en la cuna de tu belleza y tu corazón me guió hasta mi gozo como la luz de luna llena en un pozo oscuro, guiando aguas. Apareces en mi conciencia casi diariamente, pareces hablar, estar presente, aquí, en mi mente. Iluminada, te ví levitar como un hada paciente, mirándome fijamente. Te asustaste cuando te dije como eras en una palabra, luego descubrí tu sentido del humor, supongo que sería normal, no me habías visto nunca, pero para mí fue suficiente observarte en mis sueños. Pobré tus labios entonces me encontré, te veía, te sentía, te dí una experiencia, en cambio tu me llenaste de vida; la pureza entró en mí desde tu boca, pizcas de luz, bocado de divinidad, embriágame con tu perfume que representa el mejor de los inciensos. Preséntame tus sentimientos, yo te daré mi valor en bandeja de plata, desata este amor que embiste en mi persona con bravura, cura las heridas de mi corazón, sana mi alma. Te amo, por esa luz que mora en tu interior, fija otra vez tu mirada en mí con esas joyas que tienes como ojos. Si hace falta me bañaría en tus enojos, por probar una pizca de tu vitalidad. Eres la verdad de mi soñar, por eso añoro tu pelo de ascuas resplandecientes y el velo que me cubre que es tu belleza. Me llenas de alegría, dame tu sintonía, en tus venas no hay sangre, hay armonía, cálmame, ámame. Otórgame tu luz a mi visión, siente el sentido de los latidos de mi corazón. Los lienzos de mi alma no alcanzan a pintarte, es tan díficil retratarte, mi ángel. Tus iris son galaxias, asfixias mi voz con esas estrellas, me dejas sin habla; vida de todos mis planetas, mi inspiración, eres mi ida y mi venida. Eres mi nombre, eres mi guía, eres un ángel, querida luz. Por ello mi compañera te dedico este texto, para que sirva de contexto en este amor, para que sea como pez en laguna Estigia, como amor peremne, de mortal a inmortal. Te amo.
Este texto, más que un texto es una liberación, una explosión de vehemencia.

Gracias. Carlos García Claros.

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