domingo, 11 de septiembre de 2011

Vacío.


El vacío es como el sentimiento que percibes cuando florece una flor cercana a ti, como ese gusto que en la mente se regocija cuando terminas de leer una poesía. La dicha vacua es la esencia de la sabiduría más alta y suprema que existe sobre la tierra en la que todos los seres humanos pisan. El vacío es la iluminación de todas las cosas, la autorealización del objeto personal intrínseco vacío es la autorealización del sujeto. La mente vacía es el despertar de ésta, la acción vacía es la caridad extrema, la palabra vacía es el sagrado silencio. En la nada hay movimiento en el vacío no, en el espacio están los elementos en el vacío no, en el vacío no está nada más que el propio vacío, coexiste consigo mismo, es la enseñanza última, la más elevada de todas, la fuerza que trasciende todo lo que existe dentro de ti, la vida y la muerte. Es como una nube errante que se eleva tanto que se une totalmente con el cielo en una danza celestial de conocimiento infinito, un bosque verde que derrama sobre el terreno la fragancia de la vida. El vacío habita en cualquier habitación de tu alma, en cualquier rincón de tu ser, pero el debe dirigir tu hogar, tu mente y tu no-mente, ya que la mente es vacío y los pensamientos a éste lo destruyen. La iluminación suprema reside en los brazos del vacío, en la fuerza del espíritu vacuo y en la pureza de la sabiduría más pulcra.

Como digo el maestro Chuang-Tzu:

El hombre perfecto usa su mente como un espejo.
No aferra nada, no rechaza nada.
Recibe, pero no conserva.

Gracias. Carlos García Claros.

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