martes, 18 de octubre de 2011

Esclavos del miedo. (Triología del Cautiverio II)


Somos esclavos. La mañana, la tarde, la noche, esclavos del tiempo, esclavos del horario, prisioneros de una falsa libertad. Cuando te das cuenta de lo que te ata, eres verdaderamente libre, hay ataduras físicas como la dependencia, lo obligatorio, lo pertinente e incluso el compromiso; también hay ataduras que existen pero que no son visibles, el miedo, la congestión, la enfermedad, el dolor. El miedo gobierna nuestras vidas, es como el titiritero que maneja la marioneta de nuestro ser, no hay nada nuevo en lo real contemporáneo y sistematico que no esté basado en el miedo. Es como un fuego que devora las ideas, como un cáncer que se extiende lentamente pero con seguridad. Jamás estarás seguro, pues la vida es en sí inseguridad, nadie puede decirte que puede pasar, ni que podrás hacer o crear. El miedo nos hace esclavos de lo material, solo nos permite vivir en lo real, nos corrompe y aniquila como si le hecharas a una herida algo de sal. Tienes miedo a tener una enfermedad, a que un ser querido se vaya al más allá, miedo a la pobreza y a la riqueza, miedo a ser tú, miedo a cambiar, miedo a la muerte e incluso miedo a la vida, miedo a la verdad y miedo a la mentira. No existe mayor cosa que pueda manipularte que el temor, durante siglos hemos vivido bajo él y hemos estado sometidos a las rígidas formas que nos ponía el destino. Todo el mundo se pregunta: ¿Por qué? Pero nadie tiene el valor de responder, ya que todas las personas tienen miedo a la respuesta, es como temer vivir o temer amar, privarte de algo de lo que puedes disfrutar. El miedo no es nada, ni muerde, ni ataca, solo existe gracias a nosotros, ya que alimentamos su vientre como el de nuestra mente. Destruir el miedo es abrazar la libertad.Destruir el miedo es abrazar la libertad.

Gracias. Carlos García Claros.

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