jueves, 24 de mayo de 2012
Tedio en la monotonía.
No sé si han probado esa monotonía que hay en esas aulas, sientes como si tu tiempo se malgastara en algo que ni si quiera puedes dudar si es cierto o no. Un sistema mal cimentado con una enseñanza férrea, monótona y tediosa, donde solo se aprende a cultivar ese "ego" que habita como un monstruo dormido en la mente de esos jóvenes prisioneros.
¿Han tenido esa sensación sutil del despertar de la mente de un genio? Pero pronto esa sensación desaparece al ver que el profesor por la puerta aparece, todo se desvanece y con una mirada se abre un libro que ni siquiera enseña más que nada.
Escribir y leer ya se quedó atrás, también ese jugar, esa inocencia pura que con esto se ha de malgastar, esa fuente que se seca, sin voz ni espíritu ni duda. No cabe forma alguna en esa mente vacua que vuela por la ventana aunque haya lluvia, una fuerza en forma de riña te despierta y la realidad vuelve a ser igual que antes.
No hay lucha pues es pérdida, ni fuga ya que es falta, no hay vida solo un adoctrinamiento falaz que termina con la injerencia de un adulto a un niño, que fuerza de coacción nos han hecho tragar por esos libros pestilentes que no enseñaban nada más que adormecer la creatividad.
Se premiaba lo repetido y no lo repentino y lo creativo, lo por mil veces dado lo por mil veces sabido, pues no había nada que no se dijera fuera de las normas estrictas del pensamiento, no había nada creativo puesto que estaba todo ya hecho.
Un poeta español una vez escribió algo que en cierta forma rompía con todo esto que aquí plasmo:
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
mil veces ciento, cien mil,
mil veces mil, un millón.
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Poesía de Antonio Machado
"Recuerdo Infantil"
Debido a que no hay nada peor que una enseñanza atroz que discrimina las formas creativas del alma con evasivas y en base a órdenes creadas en oscuros lupanares con fuerzas negras de oscuro velo. Más allá del poder y de las fuerzas de lo estricto se halla una grandeza que destruye a todas las demás, la creatividad; es capaz de diezmar a una nación de infelices y convertirlos en vapor, no hay nada peor que destruir un juego haciéndolo monótono ni nada peor que echar arena sobre un corazón que late.
Moraleja 18: "No dejemos que el tedio agote nuestras almas, la creatividad es contra él nuestra mayor arma".
Gracias. Carlos García.
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