lunes, 3 de septiembre de 2012

La Caída de la Civilización (I)


Las civilizaciones se renuevan siguiendo una constante de esplendor y muerte, las antiguas fueron grandes alcanzaron el cielo y designaron nombres a los dioses, el sol como dios de vida y las estrellas como guía. Se formó la ciencia y se instruyó en el arte, florecieron las ideas y se instauraron las costumbres, se construyeron maravillas que dejaron el recuerdo de su paso, el eco de su existencia.

Las generaciones se reprodujeron pero se olvidaron de algo muy importante, un estigma que llegaría desde el principio hasta el final. Las civilizaciones posteriores deben superar a las anteriores, ese es el progreso, si por el contrario las generaciones venideras no superan a las anteriores el mundo está condenado al fracaso. Nuestra civilización ahora global nos ha brindado tecnología, inteligencia, contacto pero poco a poco nos va secando el cerebro con ideas de destrucción, ira, rabia que empuja a una pandemia intelectual. Eso es el fracaso de la civilización moderna anclada en el consumo de las fuentes limitadas de la naturaleza y en la supremacía de la especie humana sobre todas las demás, una contra millones.

La civilización decae, pero parece normal, ya que para que otra generación aparezca y supere a la anterior la que la creó debe extinguirse e independizarse para darle a la siguiente la libertad de crear. El curso que la genealogía actual está en un peligroso crecimiento, la población se multiplica y millones de datos informativos pueden caber en la palma de una mano, lo que antes ocupaba una biblioteca tal como la de Alejandría ahora solo ocupa unos escasos milímetros; cientos de libros comprimidos en una memoria flash diminuta, a diferencia de la materia gris que sigue en las escuelas educativas en blanco.

Se enseña lo que insta a producir, lo que mantiene esta civilización moribunda aún con vida, habría que preguntarse por qué seguimos con esta máquina de destrucción total, de deuda, de esclavitud y de muerte prematura. El espacio mengua y el cuerpo con el "fast food" se expande mientras miles de niños mueren sin tener nada más que hambre. Es extraño que se explore Marte sin saber si quiera que dentro de poco no se tendrá que salir del planeta para ver un paisaje semejante. La civilización no frena la máquina, nadie puede frenarla; pararla sería crear una civilización nueva y con dificultad podría superar las anteriores, se quedaría sin fuerza.

Moraleja 23: "La civilización cae en el Hades mientras Zeus nos despide desde el Olimpo"

Gracias. Carlos García.

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