jueves, 21 de marzo de 2013

Ex Contradictione Quodlibet


Hay una regla o principio lógico que postula que «de lo falso se sigue cualquier cosa», realmente este principio de explosión les ha servido a muchas organizaciones como pilar básico de su ideosincrasia reducta a lo absurdo. La organización del Ecclesiasticis Officiis Corpus Christianorum (La organización de la Iglesia) a lo largo de los siglos ha ido aumentando su poder, a raíz de guerras y saqueos, bajo el logo de identidad de un hombre iluminado sufriente y muerto.

Esta primera contradicción choca con la razón común que también fue diezmada durante muchísimo tiempo por absurdos autos de fe, juicios sin defensa por supuesta herejía o paganismo, torturas y miedo de instituciones como la mácabra Inquisición. En base a este error que cualquier lógico principiante puede percatar, esta organización con ánimo de lucro que se viste con las sábanas ensangrentadas de las Cruzadas y Guerras Santas, tiene la posibilidad de hacer cualquier cosa qu le venga en gana, gracias a que a su acción le precede un error lógico contradictorio.

Violando los derechos naturales del hombre y contradiciendo los austeros y ascéticos principios de Jesucristo; esta "ars magna" de poder que podría solucionar los grandes problemas del mundo no hace nada; solo se viste de gala para dejar su huella retrógrada en el tiempo y continuar con este estigma de fe. La cicatriz que se ha convertido en la nueva Babel, al haber comprado incluso el silencio del recuerdo de los auténticos valores que por palabras en arameo antiguo se transfirieron a la humanidad.

¡Qué fundan todo ese oro y lo arrojen al mar! ¡Qué quiten esas imágenes de cuerpos de mártires mutilados y pongan a Jesús sobre el agua andar! Porque los muros desnudos nos enseñarán el verdadero sentido que nos ha sido usurpado y puesto en secreto, sin ni si quiera preguntar si nos interesaba o nos dejaba de interesar.

Moraleja 32: "Por sus formas de vestir y actuar sabréis de quíenes hablo, es decir, por sus frutos los conoceréis".

Gracias por leer. 
C. G. C. 

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