sábado, 28 de abril de 2012
¿Dónde está tu nube?
¿Dónde está tu nube?
Las nubes son como los sueños, o quizás como nosotros; aparecen de la nada y en el cielo viajan junto al viento, luego vuelven desvaneciéndose a la nada. De un sitio a otro, traspasando la evanescencia de una experiencia a otra, una forma informe que nunca permanece. Las nubes fácilmente se amotinan ante una montaña o un bosque, la misma naturaleza de la que salieron las para en un intento por afrontar una nada vacua, así los seres humanos serán parados por la naturaleza que los creó, ¿será un problema, o no?
El idioma de las nubes nos susurra con sus muecas, su condensación nos puede estropear un día espléndido, si hay fiestas es nuestra condenación. Las nubes nos obligan al recogimiento o a la ausencia de normas, a la ida, a la pérdida de papeles, a la fuente, a la nada.
Mi nube la encontré merodeando en un cielo estío o eso creo creer, navegando en el vació en una corriente o yo que sé. Pues la nube jamás volverá a ser la misma o quizás sí, no lo sé, algodón solitario o conjuntado, nube de silencio, niebla.
El viento me lleva, te lleva, a través de un mar de vida de un océano de luz en una transmigración continua, a un fin inacabado, una partida, una venida del vacío, poco a poco te vas haciendo pleno.
Lo que puedes sacar de las cosas es infinito, una mirada, un gesto, un olvido; una nube que vuelve y en el vacío se disipa el viento invisible la acoge, la madre del cielo en su seno la nutre.
Moraleja 16: "La nube, tan perfecta como el árbol en otoño en el que se enreda".
Gracias. Carlos García.
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